El diseño gráfico es una profesión con una gran variedad de tareas, entre las que se encuentran la publicidad, la creación de una imagen corporativa, la gestión de contenidos  web o la maquetación de cualquier publicación, entre muchas otras. Todo ello para transmitir el que mensaje que nos interesa al público escogido,  mediante una serie de comunicaciones visuales que trabajamos para la ocasión.

Estos mensajes pueden tener formas muy variadas, tantas como ideas se te ocurran para diferenciar tu empresa del resto. Una de las más interesantes es la estampación de camisetas personalizadas o de otros textiles, como bolsas de tela, polos o sudaderas. Para personalizar prendas existen diferentes técnicas según las necesidades, pero en este artículo os hablaremos de la que hoy nos ocupa: la serigrafía textil.

¿Qué es la serigrafía?

La serigrafía significa literalmente escribir en seda. Y nada más lejos de la realidad. Se trata de una técnica de impresión que permite reproducir imágenes sobre cualquier material, aunque en este caso nos centramos en el textil. Esencialmente consiste en transferir la tinta con los colores deseados a través de una malla que está tensada en un marco, como si fuese un troquel.

Al pasar la tinta, se consigue una especie de barniz que convierte en impermeables algunas partes de la prenda para que no pase el color. Tapando las secciones que no queremos serigrafiar, se hace un negativo del diseño final.

Si no estás familiarizado con esta técnica, seguro que te convence saber que Andy Warhol utilizó la serigrafía en el S.XX para crear algunas de sus obras de arte como Marilyn Diptych (el retrato de Marilyn Monroe), aunque el origen incluso se fecha mucho antes.

Materiales y tipos de prendas

Tal y como os hemos contado, la serigrafía se puede hacer sobre cualquier material, aunque las telas naturales tienden a funcionar mejor que las sintéticas. El primer grupo son las telas con una mayor cantidad de fibra natural – como el algodón –, por lo que absorben mejor el líquido (especialmente si las camisetas son más gruesas).

El segundo grupo, en cambio, son prendas hechas a base de aceite y base de plástico, por lo que repele el agua. Insistimos en que también son aptas para impresión, pero el resultado no será tan bueno.

La serigrafía está especialmente recomendada cuando se trata de personalizar grandes cantidades de camisetas y si tienen de 1 a 4 colores, aproximadamente. Cada color necesita una pantalla, así que cuantos más cambios, más sube el coste de producción. La parte positiva es que una vez está creada la pantalla, puedes hacer cuantas impresiones quieras.

ATENCIÓN: Si utilizas la serigrafía sobre colores oscuros, asegúrate de que el impresor agrega una capa extra de tinta blanca como base antes de imprimir el diseño. De lo contrario, la imagen será opaca y apagada.

El proceso de impresión

El proceso de serigrafiar puede ser manual o automático. Aunque sabemos que la digitalización es un avance en nuestras vidas, también hay quien se mantiene más mainstream  y apuesta por el proceso manual. La diferencia entre ellos es que la forma automática permite pantallas más grandes, sistemas de secado más rápidos y pantallas rotatorias para producir continuamente. En la calidad no verás ninguna diferencia.

Simulando el formato de una receta de cocina, os explicamos a continuación cómo se lleva a cabo:

Ingredientes:

  • Pantallas y marcos
  • Emulsión para serigrafía y catalizador
  • Una habitación oscura
  • Prenda que queremos imprimir
  • Raspador
  • Tinta
  • Material plano para poner dentro de la camiseta y que así quede lisa mientras se imprime

Procedimiento

Lo primero que hay que hacer es crear las pantallas mezclando el agua con la emulsión en el catalizador. Con el raspador, hay que esparcir el líquido de forma equitativa por todos lados. Cuando el catalizador está seco, debe fijarse el color con un fotolito y luz.

Cuando la malla está creada, hay que limpiarla correctamente para poder reutilizarla después. Aunque se manche, si está bien tratada, la tinta no traspasará en la próxima prenda.

A continuación, preparamos la prenda con el material plano dentro. Ubicamos la malla en posición para imprimir y agregamos una capa gruesa de tinta sobre esta. Con el raspador, hay que esparcir bien el color y remover el marco. Una vez la tinta esté seca, hay que fijarla con algún tipo de secado.

Es importante puntualizar que cada color se aplica por separado y depende del diseño, puede que necesitemos crear un marco diferente para cada tono. De ahí que la impresión sea más económica cuantos menos colores tenga el diseño.

Conclusión

De la misma forma que algunas disciplinas como la pintura o el dibujo son un arte, la serigrafía textil se puede considerar un arte en sí mismo, ya que es una ocupación que requiere mucha experiencia y control del trabajo. A pesar de que parezca un proceso sencillo, depende del diseño que queramos imprimir y de los pasos a seguir, puede complicarse. Es más, está comprobado que aunque pasen los años, la técnica sigue estando de moda y evolucionando a su manera.

Tiene alguna pequeña desventaja como el hecho de que puede no salir rentable para pedidos pequeños o con diseños muy coloridos, pero en general es una técnica muy aceptada y valorada.

De hecho, en el mundo de las camisetas, la serigrafía es conocida por generar diseños de colores vibrantes y de buena calidad, ya que los diseños son muy duraderos. Es una técnica muy versátil porque admite posibilidades casi ilimitadas en cuanto a diseños, además de poder imprimirse en cualquier material siempre que sea plano.

Como te hemos contado, lo más costoso es crear unas pantallas. Una vez están hechas, permite imprimir grandes cantidades de camisetas en un tiempo récord. Además, la relación coste-beneficio de esta técnica es muy buena. Por eso, si tienes un evento en tu empresa, quieres promocionar un producto, personalizar camisetas para tu equipo o imprimir merchandising por el motivo que sea, sin duda la serigrafía es la mejor técnica.